10 tips para escuchar más y parlotear menos

¿Has conocido a una persona que todo el tiempo habla sobre sus experiencias, aventuras, historias, peripecias y prácticamente todo lo que le cruza por la cabeza? Has pensando que alguien carece de un filtro entre la cabeza y la boca? Tal vez es que no sabe escuchar.
Saber escuchar es un principio que ayuda a tener mejores respuestas, a comunicarse con mayor asertividad y sobre todo ayuda como un método de observación (aunque sea auditivo). Lo más importante sobre una conversación no es tener la mayor agilidad para responder o decir las cosas más inteligentes, graciosas o creativas, sino saber escuchar sin juzgar.
Esto significa ser capaces de enterarnos de lo que el otro tiene que decir en atención consciente (o sea, no imaginarse un perro vestido de payaso bailando en dos patas mientras el otro habla), y sin agitarnos o engancharnos en algo de la conversación que nos genere alguna emoción sin objetividad. Puede sonar como un gran reto, y en realidad no es fácil porque la costumbre nos hace responder reactivamente todo el tiempo o abstraernos de conversaciones que no nos enganchan.
¿Cuándo fue la última vez que escuchaste a alguien que hablaba sobre algo que no te interesaba realmente o tenía algo que ver contigo y de todos modos escuchaste?, y ¿en qué ocasión has podido enterarte del malestar de alguien donde tú podrías tener algo que ver sin enardecerte, defenderte y empezar a discutir?
Ese momento en que logras escuchar a través de la objetividad, tenga o no que ver contigo, abres una nueva capacidad en ti, la de tener una auténtica conversación. Actualmente, la habilidad de sostener una verdadera conversación (no un monólogo o incontables discusiones) es el principio de negociación, que a su vez trae la llave al éxito en cualquier tipo de relación, sea o no personal. Así que no lo olvides, el que se enoja, pierde, y el que se distrae de la conversación se la pierde; y con ella lo que pueda aprender directa o indirectamente.
Escuchar es una excelente y poderosa práctica que puede realizarse con poco esfuerzo siempre y cuando haya constancia para reforzarla. Al principio puede no ser particularmente sencillo, pero atractivos beneficios como es la posibilidad de tener negociaciones cada vez más exitosas, o aprender de otros a través de sus palabras, son incentivos bastante interesantes que de alguna manera premian el esfuerzo que eventualmente se convierte en algo natural.
Si te preguntas cómo comenzar a escuchar más y convertirlo en una práctica, aquí hay algunos puntos para comenzar:
- Cada vez que inicies una conversación, procura recordar que es una oportunidad para escuchar y aprender, más que para parlotear.
- Evita distraerte formulando respuestas a todo lo que la otra persona te dice, ya sea que lo expreses o no. Cuando lo haces dejamos de escuchar y esto perjudica la comunicación en diversos puntos. Este punto también incluye querer dar un consejo sobre cómo lo harás tú, llevar la contraria, y peor aún, tomar un papel de sabio que tiene la respuesta a todo.
- Ayuda a que la conversación tenga continuidad. Esto incluye no cambiar de tema, o idea.
- ¡No interrumpas y tampoco trates de adelantarte! Mantenerse en silencio y en escucha activa es un reto que significa disciplina. Esto no significa no participar, sino escuchar activamente para saber los momentos en que tu participación puede será mejor recibida.
- Mientras que tengas una conversación, olvídate de tus pendientes, dificultades, malestares, de la película que acabas de ver, de esa canción que no se sale de tu cabeza, deja de pensar en qué estará haciendo tu mascota. ¡Pon atención y ten auténtica disposición para llevar una conversación!
- Evita evaluar, criticar y juzgar fragmentos de la charla. Es muy importante escuchar todo antes de dar cualquier opinión, sea que la verbalices o no. Cuando calificas fragmentos de conversaciones son fragmentos que sacas de contexto y esto es frecuentemente lo que genera discusiones.
- Ten una actitud de empatía al hacer preguntas e interés en el tema (de preferencia desde la autenticidad, no como una entrevista que realmente no te interesa hacer).
- Escucha todo lo que tenga que decir, y si te pierdes en la conversación tal vez sea una oportunidad de evaluar si cuando dices algo tu conversación tiene lógica, sentido y ritmo. A veces darnos cuenta de lo confusas que nos resultan otras conversaciones, nos damos cuenta de que podemos estar incurriendo en ello también.
- Procura llevarte algo de valor en cualquier conversación. Puede ser una frase, una expresión, la experiencia, el modo de expresarlo o cualquier otra cosa. Más allá de las palabras, encontrar algo valioso en una charla es parte de un ejercicio de selección de información útil.
- Integra el mensaje en todo donde se presenta. Esto significa entender más que las palabras usadas, poniendo atención en el lenguaje corporal, la entonación, y mucho más. Recuerda que la mayor parte de la expresión humana está en el lenguaje no verbal, y la congruencia entre lo verbal y lo no-verbal también nos aporta información útil.
¿Sabes qué ganas cuando aprendes a escuchar?
Aumentas tu valor social. Todos quisiéramos que nos escucharan activamente (con los 10 puntos anteriores), eso nos hace sentir bien, comprendidos. confiados, y hasta cierto punto valorados o como que lo que tenemos que decir es importante Entonces cuando normalmente escuchas activamente a otras personas, son más personas las que quieren estar cerca de ti, recibes información que normalmente la gente no le compartiría a cualquier persona, y generas confianza y bienestar en otros.
Consigues más de lo que realmente deseas. Esto es porque al aprender a negociar exitosamente los acuerdos tienen mejor impacto. Además al generar confianza y empatía con otros, tienen una mejor disposición a ayudar a que consigas eso que deseas.
Por último, pero no menos importante, no perdamos de vista lo cansado y frustrante que es tratar de comunicarse con alguien que no escucha o que no está presente en las conversaciones.