Consistencia: Una vez no es siempre
De acuerdo a la definición, algo consistente es estable, coherente y no desaparece fácilmente; y solamente por esa propia definición podemos entender que una vez no es siempre.
Que un día comas bien, no significa que tengas una buena alimentación.
Que un día hagas ejercicio, no significa que seas deportista.
Que hayas tenido un caso de éxito, no significa que siempre lo puedes lograr, ni que esa experiencia ya sirva de carta de presentación para el resto de la vida aunque no hagas cosas nuevas.
Que un día no te hayas metido en un pleito, no significa que seas una persona ecuánime.
Que un día hayas logrado tener empatía, no significa que seas una persona empática.
Que en una época de la vida hayas sido de una manera, no hace que siempre seas esa persona si no haces algo por continuar construyendo a ello.
Y como esto pueden haber miles de ejemplos… tanto en lo positivo como en lo negativo. También es verdad que el hecho de que un día hayas obrado de mala manera, no automáticamente hace que seas una mala persona.
Lo que sí hace que las actitudes, acciones e intenciones se conviertan en características reconocibles viene de la constancia y más aún, de la consistencia. Nos identificamos en la vida por lo que hacemos de manera consistente, no por lo que hicimos un día o en un momento puntual.
Un collar no está hecho de una sola piedra o de un solo eslabón sino de muchos iguales que en conjunto se convierten en un todo.