Cuando pierdes el rumbo puedes encontrar mucho más que eso

“Perderte te ayudará a encontrarte…”, dice una parte del Holstee Manifesto.

Por suerte o por desgracia cuando tenemos la vida bajo control, es decir, que en términos globales estamos cómodos sin mayores preocupaciones, sobresaltos, ajustes, retos y demás, dejamos de prestar atención a nuestro propio desarrollo personal (incluyendo el emocional, espiritual e individual).

Pero como ni todo lo bueno ni todo lo malo dura por siempre, algo cambia… y sin importar si ya estábamos en la comodidad de que todo estuviera bien o de que todo estuviera mal (que también es un estado de comodidad para algunos y de estarse quejando de todo solo porque sí), parece que se pierde el rumbo.

Perder el rumbo entonces se convierte en un estado de incertidumbre, de no saber cómo accionar, de no tener una guía clara y en más de una ocasión, también es perder alguna motivación o propósito. Y esa es la parte buena.

Este es el punto en que nos podemos preguntar: ¿Cómo va a ser bueno no saber qué demonios hacer y haber perdido el rumbo? Pues justamente es bueno porque llega a suceder que el supuesto rumbo que teníamos era producto de cosas como: comodidad, costumbre, motivaciones que ni eran nuestras, miedos… o simplemente factores que tal vez ya no son vigentes en nuestras vidas.

Lo bueno de perder el rumbo, entonces, es tener la oportunidad de hacer un nuevo ejercicio de consideración sobre lo que sí queremos. Es verdad que no siempre tenemos ganas de hacer este ejercicio, especialmente cuando ya teníamos todo más o menos resuelto o encausado y de pronto hay que replantear y rehacer todo, ya que implica una cantidad descomunal de recursos emocionales, de energía, resiliencia personal y muchas cosas más.

The Holstee Manifesto

Pero hablemos también de los beneficios de sí replantear y rehacer todo, eso puede ser bastante más constructivo. Una persona que tiene la capacidad de crear (entendamos crear como la capacidad de idear y llevar a la materialidad algo útil y novedoso/relevante) un rumbo nuevo para su vida tiene la oportunidad y ventaja de:

• Cosechar los aprendizajes sobre cómo la situación previa cambió y qué fue o qué produjo ese importante cambio. Buscar este aprendizaje no solo provee de información para saber cómo generar cambios o prevenirlos, sino que también aumenta el reconocimiento de la responsabilidad (aún si es parcial), lo cual a su vez construye a la paz mental y reduce la sensación de ser víctimas de la vida.
• Definir qué hacer con los aprendizajes. Lograr este punto por una parte permite darle sentido y utilidad a dichos aprendizajes, además ayuda a canalizar los residuos y darles un propósito positivo. Esto también ayuda a construir un sentido de apaciguamiento con la situación y en más de una ocasión se convierte en una nueva motivación o parte de la misma.
• Poder re-diseñar objetivos. Desde la perspectiva de la Investigación Activa (Jean McNiff) se puede construir un ciclo permanente de aprendizaje iterativo y constructivo al tener visibilidad e identificación sobre algo que quisiéramos que funcionara mejor (no siempre es que tenga que haberse llegado a un punto álgido o destructivo). Al tener esa visibilidad tenemos la oportunidad de rectificar sobre si lo que estamos haciendo construye a los objetivos que tenemos, podemos también saber si los objetivos que tenemos son vigentes o si es conveniente re-diseñarlos (modificarlos, añadirles o incluso combinarles elementos).
• Crear nuevos objetivos y motivaciones. Si bien crear algo nuevo es una tarea compleja que requiere de herramientas personales-emocionales, resiliencia y hasta de creatividad en sus diferentes fases (conocimiento de la situación, clarificación, ideación, desarrollo e implementación), también ofrece la experiencia de generar nuevas oportunidades y potenciales a partir de la observación, experimentación, disfrute y nuevamente, aprendizajes obtenidos en el proceso. En un sentido se parece a un proceso de Creative Problem Solving o de Design Thinking, pero de lo personal.

Es este último punto, el de observar, experimentar, disfrutar y aprender; que muestra un abanico de opciones y posibilidades con sus respectivos potenciales lo que a su vez hace posible seleccionar nuevos rumbos y definir nuevos destinos junto con la creación de nuevos deseos, anhelos, motivaciones y demás. Algunos dicen que eso es estar presente y vivir, lo curioso es que tantas veces cuando “estamos bien con lo que tenemos” es una pena que dejamos de hacer ejercicios de consciencia, dejamos de experimentar cosas nuevas, pasamos por alto lo importante que es ver si nuestras motivaciones siguen siendo vigentes, dejamos de preocuparnos por nuestro desarrollo… y en más de una ocasión es justamente esa despreocupación un factor que genera cambios por hacerse insostenible.

Así que sí, a veces perderse es exactamente lo que hace que encontremos algo más porque nos obliga a dar una mirada interior y a volver a poner los pies en la tierra de nuestra persona. Siempre sucede lo que es mejor, aún cuando a veces no lo parece.