Infoxicación: ¿Sabes cuánta información consumes cada día?
Entre los términos que han nacido en los últimos años, tenemos uno cada vez más común: Infoxicación. Es la condición y realidad en la que cada día más personas llegan a puntos de sobrecarga de información a través de diversos medios.
Aparentemente es difícil llegar a saber cuánta información estamos consumiendo día con día siendo que nos llegan mensajes, impulsos, ideas, conversaciones, ganchos mentales y mucho más de todas partes, incluyendo móviles, redes sociales, publicidad exterior, Internet, televisión, radio, impresos… y cualquier otro medio que se nos pueda ocurrir.
Podemos tener una idea general del nivel de datos existentes en el mundo, al enterarnos que la humanidad está por llegar a su primer zettabyte de datos. ¿Cuánto es esto? Algo así como la cantidad de información que podría estar dentro de ¡75 billones de iPads de 16 gigabytes cada uno!
Para muchos es alarmante saber que una persona promedio está consumiendo más de 30 gigabytes cada día. A continuación un mix que suma la cantidad de información, a ver qué opinan…
- 4.5 horas de video llamada en Skype (1 GB)
- 4 horas de streaming de video (1 GB)
- 70–80 álbumes de música (5 GB)
- 2,000 fotografías digitales (no HD) (4 GB)
- 120 correos electrónicos pesados (fotos, archivos editables) (4 GB)
- 25,000 correos electrónicos de texto sencillo (1 GB)
- 1 millón de mensajes de texto (tipo chat) (2 GB)
- 55,000 documentos de Word (3 GB)
- 3 películas de hora y media, cada una (6 GB)
- 4 horas de videos en YouTube en calidad intermedia (1 GB)
- 5,000 páginas vistas en Internet (2 GB)
Por supuesto, no estamos consumiendo todo esto de este modo, sino que sucede a través de diversos medios y sus mensajes, la comparativa es para hacerlo tangible en cantidades lógicas.
Recordemos que en muchos casos cuando obtenemos una parte de un mensaje, estamos obteniendo una buena cantidad de referencias secundarias, con lo que se expande el campo de información en significación de soporte o secundaria. Y tengamos presente que por suerte o desgracia, actualmente (casi) toda pieza de información de parte de una red inmensa de significados hipervinculados.
Esta realidad, ha generado que muchas personas estén saturándose de información, y otras se estén adaptando para hacer una especie de zapping mental, es decir, que hacen selección de información de forma inconsciente. Lo importante es preguntarse: ¿Cómo cualquiera de estas dos vías afecta a los demás y en buena parte al mundo de la publicidad?
Siendo que cada vez más personas llegan a evitar de modo consciente o inconsciente la información que no necesitan o desean, el mundo de la publicidad tendrá que irse moviendo hacia nuevas estrategias reactivas, más que intrusivas o de sobreexposición.
Algunas personas, medios y grupos creen que el público está perdiendo la capacidad de atención, y tal saturación de información está generando una nueva generación de zombies con déficit de atención. Si lo vemos desde otra perspectiva, es una oportunidad para encaminar mejor los esfuerzos personalizados para consumidores agrupados en mezclas de objetivos, estilos de vida, demográficos, intereses y más.
En soporte a lo anterior, diversos estudios y encuestas respecto al nivel de contenidos circulantes en medios digitales, se muestra que más de la mitad son irrelevantes y mediocres. A continuación un brevísimo listado de señales indicadoras de esta condición:
- No se logran interacciones visibles, ni invisibles (como links fuera del sitio)
- No se generan vistas a sitios secundarios o ligados
- Hay interacciones explosivas, pero solo a través de contenidos fugaces (memes, tema del momento)
- No se perciben a mediano plazo resultados derivados de los esfuerzos en digital
- No aportan en cualquier sentido
Esto nos hace pensar en si en realidad todos esos 30 GB que llegan a nosotros valen la pena, o si debemos estar abiertos a consumirlos. El hecho de que lleguen a nuestros oídos, ojos y demás sentidos, no significa que por fuerza debamos consumirlos o hacerles un buen espacio en nuestra memoria.
Ya sea como usuario de Internet, o como generador de contenidos… ¿qué información vale la pena detenerse a ver, y cuál es pasada por alto?
Como siempre, la responsabilidad del sano consumo de información está en nuestras manos y sentidos.