#NoMásDrama: Tanto agobio nos enferma

Mónica De Salazar
6 min readJun 4, 2020

--

Durante el primer semestre de 2020 las personas en todo el mundo hemos pasado por diversos momentos de estrés relacionados con la crisis sanitaria COVID-19 y todos sus efectos económicos, sociales, personales y emocionales, entre otros.

Pero no perdamos de vista que muchos de los agobios que cada una de las personas ha tenido durante la época de cuarentena y todo lo relacionado son cosas que se añaden a lo que ya veníamos viviendo y sobrellevando (trabajo, pagos pendientes, bajas en ventas, problemas personales, malestares personales invidivuales, inseguridades, problemas sociales…). Es decir, que ya teníamos retos y se ha añadido una capa catalizadora llamada COVID-19.

Algo que ha puesto presión adicional en todos esos dolorcitos (problemas) que ya teníamos es que por suerte y por desgracia se han reducido los espacios de distracción. Por suerte, porque al eliminar tantas distracciones (positivas y negativas) que nos hacen olvidar lo que debemos resolver o dónde es importante que prestemos atención y entonces nos hacemos más conscientes de las prioridades. Por desgracia, porque justamente tener menos distracciones hace que en más de una ocasión nos encontremos en un bucle sin salida acerca de una problemática que usualmente evadiríamos porque no sabemos cómo resolverla o siquiera cómo abordarla.

Cuando hay menos distracciones nos vemos en la obligación de ver directamente las problemáticas de las que usualmente huimos, justificándolas con toda clase de cosas incluyendo: tener mucho trabajo, tener muchos compromisos, deudas, preocupaciones, cosas que atender, actividades y demás. Queda en evidencia lo que genuinamente no funciona y que está más cercano a nuestra persona.

Pero hay muchas cosas sucediendo en el mundo que nos generan agobio adicional…

Sí, por suerte y por desgracia eso ha sido una constante antes, durante y después del COVID-19 pero no siempre nos enteramos de esas cosas mientras que no nos afectan. También es común que por estar tan inmersos en atender o evadir nuestros propios problemas con frecuencia no nos demos cuenta de que existen otros problemas en el mundo. Vaya, a veces ni siquiera nos enteramos de los problemas de personas “cercanas”.

¿Y entonces cada quien sus problemas…?

No, ese en general es y ha sido uno de los agravantes: la falta de mutualidad. Eso significa que ambas partes estén en balance dentro del vínculo, sin importar el que sea. Hay palabras relacionadas como: justo, recíproco, equitativo… o conceptos como: ganar-ganar.

Retomando el bloque anterior, cuando una persona o grupo social está demasiado ocupado en atender o evadir sus propios problemas, deja de ver lo que pasa con los demás grupos o personas y entonces la mutualidad se hace virtualmente imposible de alcanzar.

Nos hemos convertido en una sociedad egocentrista (enfoque en mí) y etnocentrista (enfoque en los que son como yo) pero hemos dejado de lado como humanidad el antropocentrismo (enfoque en la humanidad) y ni qué decir el biocentrismo (enfoque en todos los seres vivos).

Durante el periodo del confinamiento se han hecho más evidentes dos grandes puntos:

  1. No tenemos una genuina consciencia de la interconexión ni de la interdependencia, que es esa red sistémica que permite que el estilo de vida que frecuentemente damos por hecho.
  2. Creemos que nuestros problemas son los únicos porque no estamos conscientes de que somos parte de un sistema.

Pero, ¿qué tiene que ver la interconexión y la interdependencia con tanto agobio y mi salud?

Las personas tenemos algunas herramientas psicoemocionales y fisiológicas que normalmente nos permiten superar los retos del día a día.

Entre las psicoemocionales están: regulación emocional para manejar cambios repetinos en la realidad percibida, resiliencia y capacidad de superación de los retos materiales y emocionales en búsqueda del bienestar, consciencia emocional para identificar qué elementos externos o de nuestra experiencia nos generar mayor bienestar o insatisfacción, empatía y autoconciencia, entre otras.

En la parte de los mecanismos fisiológicos, contamos con respuestas a emociones como el miedo, ansiedad, estrés que incluyen disparos de adrenalina, cortisol o dopamina, sustancias y hormonas que nivelan nuestros estados emocionales para mantenernos alertas, ser capaces de superar peligros y otras cosas similares. Sin embargo estas sustancias al ser secretadas por nuestro organismo de manera continua tienen efectos negativos en nuestra salud mental y física. Algunos de estos efectos negativos incluyen:

  • Insomnio
  • Ansiedad por sobreexcitación
  • Depresión temporal o crónica
  • Aumento de peso por cortisol y sobrealimentación por ansiedad
  • Estrés
  • Vasoconstricción como resultado de estrés, ansiedad y falta de descanso
  • Y un sinnúmero de afecciones relacionadas a los puntos previos

¿Y entonces cómo gestiono lo que me agobia si no sé cómo manejarlo y necesito expresar lo que me sucede?

Éste es usualmente el punto complicado; lograr balance entre lo que necesitamos y los recursos para satisfacerlo.

Para no hacer una exploración ociosa sobre el asunto de las necesidades y su satisfacción, en este caso abordaremos algunas necesidades comunes relacionadas al agobio y estrés por motivos varios. En ese sentido algunas necesidades comunes son:

  • Consideración
  • Cooperación
  • Respeto
  • Apoyo
  • Seguridad Emocional
  • Igualdad
  • Mutualidad
  • Ser escuchado/a
  • Ser entendido/a
  • Cercanía
  • Armonía
  • Paz
  • Tranquilidad
  • Estabilidad

Necesitamos varios de los puntos listados, combinaciones de los mismos o incluso algunos otros que no aparecen en el listado (para más información consulta Comunicación No Violenta de Marshall Rosenberg).

A este respecto nuestra sociedad se ha hecho dependiente de la satisfacción de estas y otras necesidades en función del consumismo y el utilitarismo. En cuanto al consumismo, aparecen todas las experiencias, productos y emociones que podemos consumir para sentirnos en satisfacción de nuestras necesidades.

En un ejemplo… En ocasiones si necesitamos estabilidad en general, lo resolvemos comprando muchas piezas de un mismo producto con lo que tenemos la sensación de que va a haber estabilidad en ese sentido. Pero, ¿realmente nuestra necesidad de estabilidad estaba en relación a ese producto concreto, o fue un parche para esa necesidad cuando tal vez realmente radica en buscar un ingreso económico consistente en el tiempo?

Otro ejemplo en cuanto a una necesidad de ser escuchados puede estar en que nos dedicamos a calentarle la cabeza a otras personas sobre nuestras insatisfacciones, las que sean, y tenemos una sensación de habernos expresado. Pero tal vez en realidad lo que necesitamos no es externar lo que nos pasa, sino ser escuchados por nosotros mismos acerca de lo que sentimos y porqué. Decía uno de mis maestros que: “Compartir la alegría produce más alegría, y compartir nuestro sufrimiento reduce nuestro propio sufrimiento…”, y es verdad, pero en muchas ocasiones compartir nuestro sufrimiento para reducir su carga en nuestra vida puede representarle un agobio no existente a otra persona, y en ese sentido no deberíamos de ser dependientes de los factores externos (incluyendo personas) para poder gestionar nuestros agobios.

Con esto no se está promoviendo un estilo de individualismo donde cada persona esté limitada de buscar vías para manejar agobios, sino que se plantea la importancia de la autoconciencia y del autocuidado para evitar depender de los elementos resolutivos externos.

Para ponerlo en palabras más simples se trata de que cuando tengo un problema o un agobio antes de ir a escupírselo a alguien que tal vez también esté resolviendo algo o que ir a consumir algo, primero trate de usar mis recursos psicoemocionales para entender qué me sucede, buscar opciones para gestionar eso que me produce insatisfacción y después pueda buscar el soporte, apoyo o contención en el exterior (actividades, personas y objetos).

El gran objetivo es estar conscientes de lo que nos sucede, estar conscientes de porqué nos afecta, comprender porqué eso es parte del sistema, comprender que la insatisfacción que podamos tener no es algo aislado, entender que la correcta resolución de una insatisfacción depende de esa comprensión y de elegir una estrategia que genuinamente atienda la situación en cuestión y que no se convierta en un placebo de efecto temporal.

En la medida en que cada uno de nosotros como parte de una sociedad global somos capaces de gestionarnos individualmente nos convertimos en personas con un pH social más neutro lo cuál mínimamente contribuye a que cuando aparecen retos compartidos a nivel social, su impacto sea más manejable para todas las personas al no vivir en una constante descarga de adrenalina, cortisol o dopamina que además de tenernos en una alteración emocional afecta nuestra salud mental y física. En la medida en que logramos gestionarnos mejor individualmente tenemos menos bandazos emocionales por estrés, lo que implica menor dependencia al consumo y hace que los vínculos interpersonales se hagan más mutuos y menos utilitarios.

--

--

Mónica De Salazar
Mónica De Salazar

Written by Mónica De Salazar

Green MBA + #CreativeProblemSolving Consultant. Focused on Business Strategy for Digital, Social and Environmental transformation. Founder of @LifeStrategics.

No responses yet